domingo, 25 de agosto de 2013

Carrusel ~


Esta vez camina a su encuentro decidida a terminar con este juego que le duele. Ya está cansada de dar vueltas en círculos una y otra vez con la música de falsas promesas de amor de fondo. Quiere bajarse del caballo y rendirse, dejar de luchar contra algo que es inevitable y que los daña a ambos, aunque quizás un poco más a ella que a él.

Finalmente, todos los llantos que tuvo durante meses la llevaron a donde está ahora, caminando hacia la plaza donde él la esperaría sentado en un banco.

Su corazón late a mil por hora mientras se repite mentalmente lo que tiene que decir, el estómago y el pecho le duelen y sus manos sudan por los nervios. 

Pero lo iba a hacer, ya no había marcha atrás, no iba a retirarse ahora a medio camino.

Los motivos eran increíblemente simples, no había una gran trama de trasfondo, no existía un tercero ni tampoco una familia que se oponía, en otras palabras era una relación totalmente aceptada, quizás si su amor fuera prohibido el masoquismo y la rebeldía subyacente en el ser humano los impulsaría a seguir pero ese no era su caso. Simplemente ellos ya no congeniaban, la relación se había desgastado y los hermosos meses de verano se desvanecieron con la última hoja verde de los árboles para convertirse en algo tan gélido como el frío del invierno.

Después de innumerables llantos ahogados en la almohada, ella llegó a la dolorosa conclusión de que no eran el uno para el otro y que su amor no era suficiente para sostener tan frágil relación.

Y ahora camina hacia él tratando de mantener en vano la calma, sus pasos son torpes mientras se va acercando a las últimas vueltas del carrusel. 

Y él alza la vista, con el Sol dándole de lleno en sus rebeldes cabellos castaños. Le sonríe y se le marca un hoyuelo en su mejilla derecha. Las fuerzas de ella comienzan a flaquear, la música de fondo suena con más intensidad recordándole que su amor va a poder superar cualquier adversidad y que van a envejecer juntos. 

Y entonces las dudas inundan su cuerpo de nuevo, se siente nerviosa, sus rodillas flaquean y sabe que va a perder en el momento en el que él le diga "Hola amor, te extrañé"

Por alguna razón lo ve más hermoso que ayer, que antes de ayer y que la primera vez que lo conoció. Y en cuanto une sus labios el mundo solo le resulta atractivo si él está su lado; cree fervientemente en sus promesas, está segura que ese beso vale todas las lágrimas derramadas.

Esta es la quinta vez consecutiva que se arrepiente cuando está a punto de terminar con él. Pero no se molesta, ella está segura de que va a ser la última vez que trate de hacerlo.


Y el carrusel sigue moviéndose: ambos continúan montados sobre sus caballos aferrándose a la música del juntos por siempre y dando vueltas en ese ciclo infinito.




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